MÚSICA (por Julián Ruiz). Cuando escuché por primera vez “When the doves cry” estaba grabando con Tino Casal, un “loco” de Prince. Me la hizo poner cien y una vez más, pero sobre todo el tema le tenía embrujado. Le asombraba como Prince cantaba sin ninguna referencia armónica al principio de la canción, sólo con el sonido de la batería electrónica Linn. Tenía razón. Maravilloso.
No hay una línea de bajo, lo cual es muy inusual para una canción de baile de los 80; Prince había hecho una línea de bajo muy melódica, fantástica, pero, después de hablar con la cantante Jill Jones, decidió que la canción era demasiado convencional con ese bajo.
La canción cuenta con una introducción de un solo de guitarra y una Linn LM-1 caja de ritmos, seguido de un bucle vocal gutural. Luego, la guitarra y un sintetizador en solitario. La canción termina con música clásica, inspirada por la melodía del teclado.
No fue una grabación fácil. Prince utilizó varios estudios. Con la cinta de los temas que había grabado en el First Avenue , que le sirvieron mejor que una maqueta, se fue primero a los Estudios The Warehouse, en Minniapolis. Tenía que mejorar el sonido. Es desde luego el álbum que mejor suena de todos los que ha hecho.
Por eso,se fue a los carísimos Record Plant de Los Angeles. Allí grabó la mayoría de los recordings del tema. Y remató el tema con mezclas en el Sunset Sound, el estudio de los Doors, en Hollywood.
Prince revolvió las tripas del funky, mezclado con soul, con el rock, el glam, incluso inventó el “funky-el pop”. “When the doves cry” es una obra maestra.