Mientras la Legislatura daba sanción a la ley que habilita la reforma de la Constitución provincial, la gran ausente en el debate fue la diputada del bloque Somos Vida, Amalia Granata, que se encontraba a unos once mil kilómetros de su banca, en una audiencia privada con el Papa Francisco.
En la última sesión, cuando se terminaba de cocinar el acuerdo para modificar la Carta Magna de Santa Fe, Granata había denunciado un “Pacto de Olivos provincial”, cuya única intención sería permitir que “el gobernador se perpetúe en el poder y tengamos un Gildo Pullaro".
Con el escenario servido para ser la candidata de La Libertad Avanza tras amigarse con el presidente, la legisladora aseguró que su espacio se presentará a las elecciones para constituyentes: “Las vamos a ganar y lo primero que vamos a reformar de la Constitución son los privilegios de la casta política santafesina, empezando por la unicameralidad y sacando el Senado".
El faltazo de Granata no pasó desapercibido. Quien tomó el guante fue el senador radical Felipe Michlig al sostener que la exmodelo "debe ser la legisladora más cara" de Santa Fe, ya que "no produce nada".
"Cuando estamos definiendo cuestiones importantes para el futuro de los santafesinos está en Roma, Italia, disfrutando de los placeres de la vida, con la familia", dijo Michlig.
Con un tono ácido, el senador aseguró que “lo único que hace Granata es usar Twitter para atacar al que piensa diferente, denostar a todo el mundo, denunciar falsedades que no puede comprobar y quienes estaban con ella en el bloque se van dando cuenta. Le pasó en la gestión anterior cuando terminó sola", agregó.
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