Luz verde para plantar árboles

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AMBIENTE. Esta es la época ideal para plantar árboles. Según los especialistas, durante los meses de invierno las plantas tienen menos actividad por las bajas temperaturas y están menos sensibles. Si durante el trasplante se daña alguna de sus partes, la planta tiene tiempo de reponerse hasta la llegada de la primavera.

Para no equivocarse hay una regla mnemotécnica que nunca falla: los meses sin «r» son los ideales para plantar. Por eso hay que elegir entre mayo, junio, julio y agosto para hacerlo. Durante el invierno las plantas tienen menos actividad por las bajas temperaturas. Está en una etapa de menor crecimiento, en la que invierten menos energía.

Por eso, durante esos meses, los árboles están menos sensibles. Cuando se trasplanta, el árbol sufre y puede llegar a padecer «estrés». Si eso pasa durante el invierno las plantas tienen capacidad de recuperarse para estar fuertes cuando llegue la primavera.

Durante la primavera y el verano las plantas pasan por las etapas de floración y frutos. Esos son los momentos de mayor sensibilidad. Si tienen algún problema pierden más energía en reparar los daños que pueden causarse en el trasplante.

Plantar un árbol es bueno, pero mejor si se trata de una especie nativa. Estos árboles aportan más beneficios a la ciudad porque son fuentes de refugio para la fauna de la zona.

En general, son árboles que se cuidan bastante bien solos y guardan una relación con la historia y la cultura del lugar. Hay unas 40 especies de árboles nativos. Algunos de ellos son: ceibo, tala, aromo, sauce criollo, sombra de toro, algarrobo, coronilla, entre otros.

Desde hace tiempo, entidades locales promueven la forestación, con principal énfasis en el arbolado público y la plantación intensiva en distintos espacios abiertos de nuestra ciudad y alrededores.

Una vez que el árbol fue plantado necesita de muchos cuidados. Para eso los especialistas recomiendan una serie de consejos que ayudan a cuidar la planta. Conviene trasplantar los árboles con el llamado «pan de tierra» (así se conoce a esa parte de la tierra que viene en la maceta) porque de esa manera se evita que se rompan o se dañen las raíces.

Los pozos que se cavan para el trasplante tienen que ser mucho más anchos que el «pan de tierra». También hay que poner material suelto en el fondo, que puede ser tierra disgregada.

Es importante la colocación de material en el fondo, porque favorece el asentamiento de la planta y al ser más blando el sitio de apoyo, las raíces crecen sin problemas.

Otra manera de cuidar al recién plantado es evitar que haya otras especies en el entorno. Los especialistas llaman a ese recurso «sacar competencia». También hay que estar atento para limpiar la maleza y no olvidarse del control para evitar hormigas. Y lo fundamental, insisten los especialistas: hay que prestarle mucha atención desde el vamos. Este es un momento crítico para ver si la planta se adapta o no al nuevo suelo.

PLANTAR UN ÁRBOL, ES PLANTAR VIDA