En la primera de sus cinco fechas en el porteño Gran Rex, Mateo Sujatovich presentó un show distinto, íntimo y poderoso. Crónica de una noche compuesta por un muchacho con una guitarra, un piano y un puñado de canciones teledirigidas.
En la primera de sus cinco fechas en el porteño Gran Rex, Mateo Sujatovich presentó un show distinto, íntimo y poderoso. Crónica de una noche compuesta por un muchacho con una guitarra, un piano y un puñado de canciones teledirigidas.