George Harrison murió en casa de Paul McCartney hace quince años.

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ESPECTÁCULOS – INTERNACIONAES. En estas horas, unas horas antes de la fecha anunciada de su muerte, el 29 de noviembre del año 2001, hace justo quince, años, moría el guitarrista de los Beatles.

George Harrison , en diciembre de 1980, tras el asesinato de John Lennon, creyó que también él estaba condenado a morir violentamente. Así que se encerró en su mansión de Friar Park. Se gastó fortunas en seguridad en toda la enorme casa y jardines adyacentes. Incluso cambiaba de numero de teléfono cada semana e hizo que le diseñaran una serie de alarmas extravagantes. No contento todavía, contrató a sus hermanos Harry y Peter , como responsables de su seguridad.

Y, pese a todo, el 30 de diciembre de 1999, un loco llamado Michael Abram, de 36 años, se coló en Friar Park y le atacó con un cuchillo de cocina. Olivia, su mujer, fue testigo del ataque: George recibió varias heridas muy considerables en su pecho e ingresó en un hospital bastante consternado y deprimido.

Un año después, en el 2001, George Harrison creyó que había vencido un viejo cáncer de pulmón. El guitarrista, que había sido un fumador empedernido, de tres cajetillas de tabaco rubio inglés cada día, respiraba tranquilo hasta que, en una revisión rutinaria, le detectaron que el cáncer se la había traspasado nada menos que al cerebro, con dos tumores. Pocas semanas después, el guitarrista de los Beatles apenas podía andar unos pasos. Era la primavera del año 2001.

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Los asistentes médicos de George creyeron descubrir la tabla de salvación. Un oncólogo suizo, Franco Cavalli había tenido bastante éxito a través de una metodología con el cobalto. George, entonces, le compró al millonario inglés Timothy Abegg un hermoso palecete en Montagnola, con preciosas vistas al lago Lugano. También ‘milagrosamente’ le dieron la residencia suiza, en agosto, en tiempo récord. George, que la mayoría de las veces, se movía gracias a una silla de ruedas, estaba encantado en su nueva mansión, llamada Collina D’Oro, donde no descuidó su pasión por la música y la jardinería.

Desgraciadamente, el tratamiento de Cavalli fracasó. Su hijo Dhani le ayudó, mientras tanto, a que terminara las últimas canciones de lo que sería su álbum póstumo, ‘Brainwashed’ (Lavado de cerebro), un ataque muy agudo al sistema de la sociedad actual. Y, sobre todo, una impactante denuncia a la Iglesia Católica en ‘P2 Vatican Blues (last saturday night)’.

RADIACION

En Collina D’Oro, afortunadamente, el aeropuerto más cercano estaba a pocos kilometros. George volvió a viajar en su avión privado, un Gulf Airstream Jet. Esta vez viajó a Nueva York para ponerse en manos de otro oncólogo de vanguardia, el doctor Gil Lederman. Los dos tumores cerebrales en la cabeza de George fueron atacados con fuertes dosis de radiación.

Dhani y Olivia, la viuda y el hijo de Harrison, tras su muerte.
Su esposa Olivia cuenta que cuando George fue ingresado en un hospital en Staten Island , él sabía que estaba muy cerca de la muerte. Le dijo que quería despedirse de la gente que había sido importante en su vida, incluida su hermana Louise con la que no se hablaba. También con Paul McCartney, claro.

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Las relaciones con el bajista de los Beatles habían sido muy negativas, repletas de conflictos legales y de falta de entendimiento. Con Ringo , en cambio, mantenía una gran amistad, se veían a menudo. Pero, sobre todo, con lo que no quería morirse era con el sentimiento de que alguno de sus queridos Beatles se quedaran con cualquier tipo de resentimiento. Sobre todo, porque John Lennon, antes de ser asesinado, no le dirigía la palabra por culpa de su autobiografía ‘I me mine’, en la que evocaba con desdén su amistad.

Recordé mi última entrevista con George, en Londres, un año antes de morir, con motivo del 30 aniversario de su álbum triple ‘All things must pass’. George hablaba de los Beatles con distancia, con cierto escozor en su alma.

El jueves 22 de noviembre , el doctor Gil Lederman se dió por vencido y anunció a Olivia y a Dhani, el hijo de George, que tenía por entonces 23 años, que a George Harrison, el guitarrista de los Beatles, el autor de ‘Something’, le quedaban sólo horas de vida. La pregunta no podía ser más macabra: ¿dónde le apetecía morir?.

George aún seguía sin rendirse. Lo que estaba claro es que no quería por nada del mundo morir en un hospital. Por supuesto, prefería acabar su días como devoto de Krishna, pero no en su residencia inglesa. Harrison pensó que, si daba el último suspiro en Friar Park, su mansión se convertiría en un circo, con gente en la puerta, llorando y con todas las tribulaciones de la ‘beatlemania’, que tanto odiaba.

La opción que más deseaba George era morir en una de las islas de Hawaii, en su querida casa de Maui, al borde del mar , donde había escrito su última canción, ‘Rocking chair in Hawaii’, en donde siempre había encontrado la felicidad. Por eso era tan amante de los ukeleles. Sin embargo, alguien le advirtió de que el hospital de Maui no estaba bien preparado para hacer más llevaderos sus últimos días.

¿Donde morir?. Olivia no tuvo más remedio que hacerse con los servicios de un ‘gurú’ de las estrellas que estaba acostumbrado a solucionar ese tipo de papeletas. Contrató a Gavin de Becker, que incluso había logrado capturar al asesino del hijo de Bill Cosby. De Becker sugirió Los Ángeles como el lugar más apropiado para morir y pasar inadvertido. A Olivia se le encendió la luz y se acordó de que McCartney se había comprado recientemente una casa en el Laurel Canyon angelino. Llamó a Paul y el bajista de los Beatles se puso completamente a disposición de la familia Harrison para todo lo que quisieran.

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El mismo Paul me contó en un hotel de Birmingham, durante la promoción de su álbum ‘Drive rain’, sólo tres semanas después de la muerte de su compañero, cómo habían sido sus últimos momentos con George . Me relató con cierta emoción que durante la hora de conversación final entre ambos, tuvieron sus manos agarradas. Cantaron algunas viejas canciones, hurgaron en unos cuantos recuerdos y lloraron los dos. El relato de Paul me hizo llorar a mí también, en aquella fría tarde de diciembre del 2001.

Paul Mc Cartney le había comprado la mansión de Los Ángeles, curiosamente, a Courtney Love, la ‘viuda negra’ de Kurt Cobain, de Nirvana. Courtney la había adquirido por tres millones de dólares a la presentadora televisiva Ellen De Generes y se la había vendido a su vez, a Paul por 3,9 kilos. Aún hizo negocio.Se trataba de una casa estilo francés, con cuatro habitaciones y toda una parafernalia de jardines y arboles para disuadir a cualquier intruso. Paul también se la había comprado por darle un capricho a su mujer de ese momento, Heather. La casa estaba en el número 9.536 de Heather Road. Que casualidad.

Pero a Paul no le gustó nunca esa casa y cuando, se separó de Heather, se la dejó de mil amores en el reparto. A continuación, Heather la vendió.

Con todo, era la casa donde iba a morir George Harrison.

En efecto, George, Olivia y Dhani salieron el viernes 23 de noviembre del aeropuerto JFK de Nueva York, en su avión. Al llegar al aeropuerto privado de Santa Mónica, primero se dirigieron al Hospital de la Universidad de la UCLA, uno de los mejores preparados para el cáncer en todo el mundo. George necesitaba diamorfina para calmar sus dolores.

Las siguientes 36 horas fueron nada más que la crónica de una muerte anunciada , en la inmensa habitación donde había dormido muchas noches su querido amigo Paul McCartney. El hospital de UCLA le había proporcionado la típica botella de glucosa intravenosa, que combinaba con un preparado líquido de diamorfina. Durante esas terribles horas de vigilia, en muchas ocasiones, George, en estado comatoso, perdía la conciencia. La recuperó algunas veces cuando su maravilloso amigo Ravi Shankar le tocaba el sítar a los piés de la cama de Paul.

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AQUI VIENE LA MUERTE.-

Finalmente, su muerte llamó a la puerta a la 13.20 horas de Los Ángeles, 22.20 horas españolas del 29 noviembre del año 2001. Se van a cumplir 12 años.

¿Como se murió George? Según Olivia, apaciblemente, casi sin enterarse, con sus dos amigos Shayam Sundara y Mukunda, de hacía más de 30 años, correligionarios khrisna, al borde de la cama, cantando himnos religiosos.

Sólo 20 minutos después de su muerte, llegó un coche funerario de color blanco del Hollywood Forever Cementery para recoger el cuerpo de George. Sólo se detuvieron poco después para formalizar un certificado de defunción falso. Olivia dió una dirección falsa, que no existía,para que jamás los encontraran, en el 1971 de Coldwater Canyon de Beverly Hills. El truco se los había enseñado De Becker. A continuación, se dirigieron al crematorio del cementerio de Hollywood Forever. La cremación se produjo justo 10 horas después de la muerte de George. Exactamente, a las 8.30 horas de la mañana, hora española, del 28 de noviembre. Le habían incinerado justo en el mismo lugar donde lo habían hecho con Mama Cass, porque allí había un recuerdo de tan triste circunstancia.

Tan sólo dos horas antes, Olivia había dado a conocer la noticia al mundo, ocho horas después de la muerte del Beatle. La casualidades de la vida.

CENIZAS DEL YAMUNA

Como había previsto De Becker, Ilivia, Dhani y la hija de Olivia, que había tenido de un matrimonio anterior, partieron hacia Benarés, en la India, pocas horas después de la cremación para que las cenizas de George fueran esparcidas en el Ganges. Pero casi 12 años después de la muerte de George esa circunstancia no está aclarada .

Según Krip Moya Das, de la sociedad internacional de Khrisna Consciousness, las cenizas de George fueron inmersas en el río Yamuna por tres veces, como exige el ritual del destino final, entre los fieles de Khrisna. Asegura el sacerdote que el propio George había elegido un lugar que estaba muy estudiado. No quiso las aguas santas del Ganges, porque en las ‘ghatas’ de Benarés, tan superpobladas, cualquiera se hubieran dado cuenta de la ceremonia. Fue un lugar mágico del río Yamuna donde George eligió esparcir sus cenizas . El sitio está rodeado de montañas y vegetación, justo unos 50 kilometros al norte, río arriba del Taj Mahal.

El caso es que hoy en día, como en el caso de Freddie Mercury, no está claro adónde fuero a parar todas las cenizas del guitarrista de los Beatles. Sus hermanos Harry y Peter tenían otras dos urnas. Un año después de la muerte de George, Olivia obtuvo una licencia para exportar las cenizas desde Los Ängeles a Suiza. Parece que George también quiso ‘estar’ en el jardín de su casa Collina d’Oro ,en el lago Lugano. La tercera urna dicen que viajó a su querida casa del mar en Maui. Pero eso no lo sabremos jamás, a menos que su hijo Dhani lo cuente algún día.

George Harrison quiso dejarnos como el “ángel misterioso” que siempre quiso ser, el personaje que le encantaba parecer. Siempre me acordaré que su mejor sólo de guitarra lo hizo en ‘Badge’, el tema de los Cream, con su gran amigo Eric Clapton, en el album ‘Goodbye’. Aquel solo, maravilloso, único , lo firmó bajo el seudónimo de L’ Angelo Misterioso.