SALUD (OMS). Las medidas de erradicación del consumo de tabaco pueden ayudar a los países a evitar que millones de personas enfermen y mueran por enfermedades relacionadas con este producto, a combatir la pobreza y, de acuerdo con el primer informe sobre sus efectos medioambientales, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a reducir la degradación del medio ambiente a gran escala.
Con ocasión del Día Mundial Sin Tabaco 2017, la OMS recuerda la amenaza que representa este producto para el desarrollo de los países de todo el mundo y hace un llamamiento a sus gobiernos para que apliquen medidas firmes de control del tabaco, como la prohibición de comercializarlo y publicitarlo, la promoción del empaquetado neutro de los productos que lo contienen, el aumento de los impuestos especiales y la prohibición de fumar en los espacios públicos cerrados y los lugares de trabajo.
Los efectos del tabaco en la salud y la economía
El consumo de tabaco se lleva la vida de más de 7 millones de personas cada año y cuesta a los hogares y gobiernos más de US$ 1,4 billones en gastos sanitarios y pérdida de productividad.
La Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS, señala: «El tabaco es una amenaza para todos. Agrava la pobreza, reduce la productividad económica, afecta negativamente a la elección de los alimentos que se consumen en los hogares y contamina el aire de interiores».
De acuerdo con la Dra. Chan, «al adoptar medidas firmes de lucha antitabáquica, los gobiernos salvaguardan el futuro de sus países porque protegen a toda la población, con independencia de si consumen o no este producto mortífero. Además, se generan ingresos para financiar los servicios de salud y otros servicios sociales y se evitan los estragos que el tabaco causa en el medio ambiente».
Todos los países se han comprometido a cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cuyos objetivos son fortalecer la paz y erradicar la pobreza en el mundo. Dos de sus medidas esenciales son aplicar el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco y, para 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles, incluidas las cardiopatías, las neumopatías, el cáncer y la diabetes, de las que el tabaco es un factor de riesgo.
Los efectos del tabaco en el medio ambiente
En el informe de la OMS El tabaco y su impacto medioambiental: una visión de conjunto, el primero sobre los efectos de este producto en la naturaleza, se dan algunos datos reveladores:
Los residuos de tabaco contienen más de 7000 sustancias químicas tóxicas que envenenan el medio ambiente, algunas de ellas cancerígenas para el ser humano.
En el humo de tabaco se liberan miles de toneladas de productos cancerígenos para el ser humano, sustancias tóxicas y gases de efecto invernadero, y los residuos de los productos de tabaco son el tipo de basura más numeroso.
Cerca de 10 000 millones de los 15 000 millones de cigarrillos vendidos diariamente en el mundo se desechan al medio ambiente.
Las colillas de cigarrillo representan entre el 30% y el 40% de los objetos recogidos en las actividades de limpieza costera y urbana.
El tabaco es una amenaza para las mujeres y los niños y para el sustento de los hogares
El tabaco es una amenaza para todas las personas y para el desarrollo nacional y regional, de formas muy diversas:
La pobreza: cerca de 860 millones de fumadores adultos viven en países de ingresos medianos o bajos. Varios estudios indican que, en algunos hogares de los países de ingresos bajos, más del 10% de los ingresos se gasta en comprar productos de tabaco, un dinero que no se destina a alimentos, educación y atención sanitaria.
Los niños y la educación: el cultivo del tabaco evita que los niños reciban educación. Entre el 10% y el 14% de los niños de familias que cultivan esta planta no asisten a la escuela porque trabajan en campos de cultivo.
Mujeres: entre el 60% y el 70% de los trabajadores agrícolas que trabajan en el cultivo de tabaco son mujeres, que están expuestas directamente a productos químicos peligrosos.
Salud: el tabaco es un factor implicado en el 16% de las muertes por enfermedades no transmisibles.
Las políticas tributarias: una poderosa herramienta de lucha antitabáquica
El Dr. Oleg Chestnov, Subdirector General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental, señala: «Muchos gobiernos están tomando medidas contra el tabaco, desde la prohibición de su publicidad y comercialización hasta la introducción del empaquetado neutro y la prohibición de fumar en los espacios públicos y los lugares de trabajo. No obstante, una medida de lucha antitabáquica menos utilizada que resulta muy eficaz es la aplicación de políticas tributarias y de precios, que los países pueden aplicar para satisfacer sus necesidades de desarrollo».
Los gobiernos recaudan anualmente casi US$ 270 000 millones en concepto de impuestos sobre el tabaco, una cifra que se podría acrecentar en más de un 50% para obtener US$ 141 000 millones adicionales simplemente añadiendo a los impuestos aplicados en todos los países a cada paquete de cigarrillos un suplemento de US$ 0,80 (que equivale a un dólar internacional). El incremento de los ingresos fiscales del tabaco ayudará a movilizar más recursos internos y a crear el espacio fiscal necesario para que los países cumplan las prioridades de desarrollo en el marco de la Agenda 2030.
El Dr. Douglas Bettcher, Director del Departamento de Prevención de Enfermedades No Transmisibles de la OMS, afirma que «el tabaco es un importante obstáculo al desarrollo mundial. La morbimortalidad relacionada con este producto agrava la pobreza, afecta a las personas que aportan el salario principal a los hogares, desvía los limitados recursos del hogar a la compra de productos de tabaco en lugar de comida y material escolar, y obliga a muchas personas a aumentar el gasto en atención sanitaria».
El Dr. Bettcher añade que «las medidas de control son una poderosa herramienta que los países pueden utilizar para proteger a sus ciudadanos actuales y futuros».
Cada año, más de 7 millones de personas fallecen como consecuencia de enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, una de las mayores amenazas a la salud pública mundial y, también, una de las principales causas evitables de enfermedades no transmisibles.
El control del tabaco es una poderosa herramienta para mejorar la salud pública y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La meta 3.4 de los ODS fijada para 2030 consiste en reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles, incluidas las enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas, el cáncer y la diabetes.
Además, en la meta 3.a de los ODS se exige la aplicación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, que entró en vigor en 2005. Las 180 Partes en el Convenio están obligadas a adoptar una serie de medidas para reducir la demanda y el suministro de los productos de tabaco, entre ellas la protección de las personas contra la exposición al humo del tabaco; la prohibición de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco; la prohibición de la venta a los menores; la imposición de advertencias sanitarias en los envases de tabaco; el fomento del abandono del hábito tabáquico; el aumento de los impuestos al tabaco, y el establecimiento de un mecanismo coordinador nacional para el control del tabaco.