VIDA COTIDIANA (por Miriam Hernández – S y P). Vivimos en un mundo en el que, reconozcámoslo, a veces da miedo abrir el periódico o ver las noticias. Terrorismo con atentados en diferentes países europeos, Siria, Iraq, el Líbano, el Estado Islámico, Yemen, tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos…
Bombardeos, guerras, terrorismo, conflictos, represalias y amenazas llenan día a día nuestras pantallas de información que nos generan estrés, ansiedad e incertidumbre y que nos dejan un futuro poco esperanzador. Pero, ¿cómo debemos hablar con nuestros hijos sobre terrorismo? ¿Cómo podemos no transmitirles estas sensaciones y que no se sientan constantemente amenazados, pero sean conscientes de los peligros que existen?
“Aunque es muy difícil en el mundo en el que vivimos y los padres a veces tenemos miedo e inseguridad, hay que conservar la calma. Pese a que hay mucha violencia, mucha guerra y mucho terrorismo, tenemos que saber que no es lo predominante, no es lo único que hay en el mundo. En el mundo prevalece y tiene que prevalecer la paz y la resolución de los conflictos con la palabra y no con las armas”, explica Silvia Erice, psicóloga y terapeuta familiar, en una entrevista concedida a S y P.
“Si no vemos películas violentas con ellos, ¿por qué vamos a ver un noticiero con nuestros hijos?”
Mantener la calma y la tranquilidad en estos casos es esencial para no asustar a nuestros hijos. Los adultos debemos tener claro que se trata de hechos puntuales y que no debemos vivir en un clima de miedo, “pero eso nos lo tenemos que creer los padres y no asustarnos nosotros mismos. Si estamos asustados y no creemos en eso, difícilmente a nuestros hijos les podemos transmitir tranquilidad. Hay que saber que lo que está pasando, pese a que lo vemos por la inmediatez de los medios como si estuviera sucediendo al lado de nuestra casa, son hechos aislados”.
En la sociedad de hoy en día, estamos expuestos a una cantidad de información que puede llegar a saturarnos y creemos que nuestros hijos quizá no deban saber ciertas cosas. Pero no se trata de ocultarles información, sino de dosificarla. “Es verdad que en el mundo, nuestros hijos están expuestos a la información, bien sea a través de otros niños o a que encuentren una televisión encendida en una cafetería o restaurante, pero nosotros podemos poner filtro a la información en nuestro ámbito. Cada familia tiene sus propias pautas o costumbres, y un propio criterio, no hay un libro que nos diga cómo hacerlo. Pero es verdad que hay que proteger a los niños de un exceso de información y, sobre todo, de que vean esas informaciones solos. Lo más importante es que haya un adulto cerca que le pueda explicar lo que está sucediendo y contextualizarlo. No deberíamos ocultarle información, sino dosificarla. A un niño se lo puedes decir todo, según cómo se lo digas. Hay que adaptar las palabras y decirles la verdad, algo que varía mucho según la edad del niño y su capacidad de comprensión y asimilación”.
“No se trata de ocultarles información, sino de dosificarla”
Para ayudarles a superar estos miedos, Silvia Erice nos recomienda los libros de Françoise Dolto, una médica pediatra y psicoanalista francesa, famosa por sus descubrimientos en psicoanálisis de la infancia.
La generación de padres que existe en la actualidad ha crecido con una tradición familiar muy arraigada en nuestro país, aunque ahora está ya prácticamente en desuso: ver el telediario en familia. “Si hay momentos familiares en los que ponemos el telediario y lo vemos, no estamos dosificando. Hay que tener un criterio y saber qué pueden ver los niños con cada edad. ¿Tenemos que comer necesariamente con el telediario en casa o podemos verlo cuando los niños no estén presentes?”, se pregunta Silvia Erice. “Si no vemos películas violentas con ellos, ¿por qué vamos a ver un telediario con nuestros hijos?”.
“A un niño se lo puedes decir todo, según cómo se lo digas. Hay que adaptar las palabras y decirles la verdad”
Aunque es cierto que hay situaciones que están fuera de nuestro alcance y supervisión. “Un niño de dos años puede pasar por delante de una televisión encendida y ver, por ejemplo, una bomba que explota. Lo que hay que hacer ante esta situación es estar a su lado y poner palabras a lo que está sucediendo”.
El impacto que estas imágenes, testimonios e información puede ejercer en las jóvenes mentes de nuestros hijos puede llegar a ser muy traumática y generarles miedos, pesadillas o estrés. “Imagina un niño que vive en un contexto social de paz, tranquilidad y protección y ve una bomba que explota, cuerpos descuartizados… es algo que puede dejarle una impronta muy grave. Lo importante es poder acompañar y que él pueda hablar y expresar lo que siente, dibujando, con plastilina, jugando… que tengan una salida a sus emociones y pueda poner palabras a sus pensamientos”.