Esta es una de las historias publicadas sobre la famosa foto de la portada de Abbey Road , justo cuando hoy se cumplen 48 años de la aparición del famoso álbum.
ARCHIVO MUSICAL (por Julián Ruiz – PyD). Fueron sólo 10 minutos. Los cuatro Beatles salieron del estudio de Abbey Road a las diez en punto de la mañana, el viernes 8 de agosto de 1969, con la ropa que llevaban puesta. El fotógrafo Ian McMillan se subió a una escalera en la mitad de la calle y les pidió que crucen normalmente, sin actuar, sin sobreactuar el paso. Cruzaron cuatro veces, se hicieron seis tomas. Listo. Así de simple nació una de las portadas más famosas de la historia del rock.
Es sorprendente pensar en la potencia de semejante genialidad. A partir de esta foto se han elucubrado leyendas de todo calibre, incluso se ha llegado a afirmar que Paul McCartney había muerto, porque era el único que estaba descalzo, fumando y con el paso cambiado.
El Volkswagen blanco estacionado, sobre la izquierda, tiene el número LMW 281F en la matrícula, supuestamente su edad al momento del fallecimiento.
El coche pertenecía a un hombre que vivía en un piso exactamente al lado del estudio. Lo increíble es que fue vendido a un precio irrisorio, casi como chatarra en una tienda de usados.
Pete Gante, dueño de una casa de instrumentos musicales, lo descubrió por casualidad y lo adquirió en el momento. Dice que el vendedor no conocía la historia del auto. Guardó la matrícula en su casa hasta 1986, año en que la subastó en la famosa casa Sotheby´s. Le dieron apenas 2600 libras esterlinas, había sólo dos interesados, las ofertas fueron más bien baratas.
Casi 15 años después de la subasta Gante se dio cuenta que había hecho un pésimo negocio, que debería habérsela quedado porque hubiera sido una excelente publicidad para su negocio. El auto, con su respectiva matrícula, está expuesto actualmente en el museo de Volkswagen, en Wolfsburgo (Alemania).
Abbey Road fue el último disco que grabaron Los Beatles. Let it be salió un año después, pero era un disco cajoneado, originalmente grabado en 1968. La banda estaba en un momento delicado, las discusiones eran constantes, pero igual quisieron realizar un último trabajo.
A diferencia de otros años, cada uno llegaba con las canciones preparadas, le decía al resto lo que tenía que tocar y grababan. Así de directo fue el proceso, igual que el de la foto. No hubo diseño ni ideas premeditadas, salieron a la calle, hicieron las tomas a toda velocidad y volvieron a entrar.
En un principio la intención era que el disco si titulara Everest y que el grupo viaje al Himalaya para hacer la tapa, pero el plan fue descartado casi de inmediato. No había ánimo para el viaje, sólo querían hacer música. Era la despedida, y ellos lo sabían.
Desde el punto de vista técnico, la foto no arrastra ningún misterio, fue tomada del modo más simple, sin flash, sin trípode, sin filtros, sin teleobjetivos sofisticados. Apenas un lente de 28 mm. McMillan hizo el encuadre sin perder el protagonismo de ellos cuatro y sin descuidar el entorno. John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison caminando de izquierda a derecha, sin mirar a cámara: esa fue la única consigna.
La portada de Abbey Road ha inspirado miles de imitaciones, desde grupos de rock hasta caricaturas, muñecos de juguete y turistas que viajan desde todas partes del mundo a posar en la misma ubicación que los músicos.
Hasta el propio McCartney la parodió en su disco Paul is live (1993) [Paul está vivo], donde se lo ve paseando un perro pastor inglés, en clara contestación a los dimes y diretes de fines de la década de 1960.
Sería imposible señalar la imitación más famosa, básicamente porque eso depende de la fama de los imitadores, pero una de las que más ruido ha generado es la de Los Simpsons, donde su creador Matt Groening se tomó la licencia de cambiar algunos mínimos detalles en el paisaje. También fue muy comentada la de los muñecos Lego, que tuvo decenas de versiones, algunas realizadas por la misma empresa, otras por los fans del juego.