Refrán de muchas palabras, siempre muta. Pero siempre son los mismos elementos: una mano que escribe, un codo que borra lo escrito. Este adagio español aplica para quien borra una respuesta que estuvo mal, o se retracta de una reacción por algo que no le agradó; sin embargo, no necesariamente indica que quien lo hace, no se hace cargo de su responsabilidad en lo sucedido.