Autoconocimiento y liderazgo. (Por Bernardo Stamateas).
Decisiones inteligentes: Frente a un cambio laboral, un nuevo emprendimiento o el inicio de una relación sentimental es normal que surjan dudas: “¿seré capaz de hacerlo?”, “¿es este el momento correcto?”. Siempre que queramos avanzar, el riesgo será inevitable; sin embargo, hay ciertas actitudes que aumentan las probabilidades de error.
Tomar malas decisiones
Decidir en medio de una crisis. El tiempo de crisis no suele ser el momento indicado para tomar decisiones trascendentes. El impulso de las emociones cuando nos encontramos bajo estrés puede traicionarnos. Cuando estamos bajo presión es muy difícil ser objetivo, y las decisiones que tomamos en esos momentos tienen un alto riesgo de ser malas decisiones. Muchas veces las ganas de “largar todo” o el sentir que “no vale la pena” pueden ser pensamientos momentáneos, pero si lo pensamos dos veces y lo analizamos fríamente, probablemente cambiemos de opinión. Es muy probable que si decidís en forma impulsiva tomes decisiones o digas palabras de las que después podés arrepentirte.
No decidas si estás herido, primero tomate tu tiempo para restablecer tu salud emocional y luego da el próximo paso. Si la bronca es tu motor, seguramente vas a decidir mal.
Tomar decisiones con pocos elementos suele ser otra forma de arriesgarnos a tomar malas decisiones. Antes de decidir es preciso reunir toda la información necesaria para avanzar sobre pasos firmes y no tener que volver atrás. Otro error muy frecuente suele ser buscar que otros decidan por vos. Este es un error muy frecuente para no arriesgarnos por miedo al error. Eleanor Roosevelt dijo: “Haz lo que tu corazón sienta que es lo correcto, serás criticado de cualquier forma.
Te maldecirán si no lo haces y te maldecirán si lo haces”. Todos necesitamos buscar consejos, pero sin dejar de hacernos cargo de nuestras decisiones.
Tomar buenas decisiones
Para iniciar el camino hacia las buenas decisiones todo lo que emprendas hacelo con entusiasmo. Es preciso dejar atrás la frustración y el pesimismo entusiasmándote con las nuevas ideas, poniéndole pasión y ganas, ya que esta actitud te dará la determinación necesaria frente a los obstáculos que puedas hallar en el camino. Sé constante, no seas de aquellos que un día quieren una cosa y al otro día cambian de idea. Para tomar decisiones inteligentes no te dejes ganar por la inconstancia; renová tu mente y no permitas que tus emociones te dominen. La constancia hará que tomes tu sueño en tu mano y no lo sueltes hasta alcanzarlo.
Para tomar decisiones inteligentes es preciso tener una mente abierta a las nuevas ideas. Renovate continuamente, porque las personas renovadas son quienes poseen un deseo radical de cambiar, de mejorar, de tener mejores finanzas, ser mejores personas, tener una mejor familia. No te limites y decidí por todo lo que agregue valor a tu vida. Para tomar buenas decisiones es preciso reflexionar acerca de tu estado actual y cuestionar tu comodidad, porque una mente renovada te conducirá hacia un sentido de mejoramiento continuo, de aprender, de crecer, de buscar, de añadir, de ser mejor.
Hoy estamos donde estamos por las decisiones que tomamos ayer; y el sitio donde estemos en el futuro va a depender de las decisiones que tomemos hoy. ¡No hay nada más poderoso que una buena decisión!.
Fuente: diariojornada