Papa Francisco: La felicidad aflora en la misericordia

Primer encuentro multitudinario de la JMJ de Cracovia con el Pontífice

Bienvenida de los jóvenes al Papa Francisco

¿Quieres una vida plena? Empieza por dejarte conmover. Porque la felicidad germina y aflora en la misericordia, dijo el papa Francisco este jueves 28 de julio en su segundo día en la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, Polonia.

Como un peregrino más, Francisco se trasladó en la tarde en tranvía ecológico hasta el Parque Jordán en la llanura de Blonia, donde alrededor de 600.000 jóvenes de todo el mundo le dieron la bienvenida.

“¡Finalmente nos encontramos!”, dijo el Pontífice que pidió a los jóvenes no ser “jubilados”, “aburridos y aburridores” o que corren detrás de “vendedores de falsas ilusiones”.

“Me preocupa ver a jóvenes que “tiraron la toalla” antes de empezar el partido”, sostuvo.

El Papa, que esta mañana sufrió una caída durante la misa que celebró en el santuario de la Virgen de Jasna Gora, exhortó a la juventud a saber levantarse ante las dificultades de la vida y del mundo.

“El mundo está en guerra, pero no es una guerra de religiones”,había dicho el miércoles en el avión que lo llevaba a Polonia.

¿Las cosas se pueden cambiar?”, cuestionó varias veces a los protagonistas de la JMJ 2016. Los jóvenes al unísono gritaron: ¡Sí” en un coro esperanzador.

Llamados a la santidad fue el tema de la ceremonia. Así, invitó a los jóvenes a compartir, vivir la alegría del Evangelio y “contagiar” la “Buena Noticia” de Jesús en “tantas situaciones dolorosas y difíciles”.

Felices aquellos que saben perdonar, que saben tener un corazón compasivo, que saben dar lo mejor de sí a los demás”, sostuvo.

Los jóvenes bailaron, cantaron y celebraron a la santidad. Un espectáculo de alegría donde los santos se convirtieron en estrellas de Rock.

Igualmente, Francisco rindió homenaje a san Juan Pablo II. “En esta, su tierra natal, quisiera agradecer especialmente a san Juan Pablo II, que soñó e impulsó estos encuentros”.

La misericordia siempre tiene rostro joven. Porque un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad; un corazón misericordioso sabe ir al encuentro de los demás, logra abrazar a todos”, sostuvo.

Quien tiene un corazón misericordioso, prosiguió, sabe “ser refugio para los que nunca tuvieron casa o la han perdido, sabe construir hogar y familia para aquellos que han tenido que emigrar, sabe de ternura y compasión”.

“Un corazón misericordioso sabe compartir el pan con el que tiene hambre, un corazón misericordioso se abre para recibir al refugiado y al migrante”, añadió.

Decir misericordia junto a ustedes, es decir oportunidad, decir mañana, compromiso, confianza, apertura, hospitalidad, compasión, sueños”, abundó.

¿Ustedes son capaces de soñar?, preguntó varias veces. “Es Jesucristo quien nos impulsa a levantar la mirada y a soñar alto”.

La multitud festejó cada pausa del Papa entre aplausos y alegría. Por último, les instó a lanzarse a la “aventura de la misericordia”.

Y evocó una oración a Dios para ponerla en acción por las nuevas generaciones: “Lánzanos a la aventura de construir puentes y derribar muros (cercos y alambres”.

Una oración tan sencilla como profunda: “Lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida”.

En su primer discurso a la multitudinaria platea enardeció corazones y mentes, así como cuando se despidió: ¿Ustedes hablan con sus abuelos? Ellos les dirán cosas que conmoverán su corazón.

Francisco se mostró como un líder bueno de la misericordia que no pide votos, ni hace promesas, sino que da certezas de fe, alegría y esperanza.

Antes del evento, en la plaza frente al arzobispado de Cracovia, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad al ilustre huésped, que prometió: “la vida es plena cuando se vive desde la misericordia”.

Más tarde, el Obispo de Roma se asomó a la ventana papal para saludar a la multitud reunida en la plaza enfrente de la residencia de los obispos de Cracovia y ofreció unos sencillos consejos a los matrimonios.


Discurso del Papa:

Queridos jóvenes, muy buenas tardes.
Finalmente nos encontramos. Gracias por esta calurosa bienvenida. Gracias al Cardenal Dziwisz, a los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y a todos aquellos que los acompañan.

Gracias a los que han hecho posible que hoy estemos aquí, que se la «han jugado» para que pudiéramos celebrar la fe. En esta, su tierra natal, quisiera agradecer especialmente a san Juan Pablo II, que soñó e impulsó estos encuentros.

Desde el cielo nos está acompañando viendo a tantos jóvenes pertenecientes a pueblos, culturas, lenguas tan diferentes con un solo motivo: celebrar que Jesús está vivo en medio nuestro.

Y decir que está vivo, es querer renovar nuestras ganas de seguirlo, nuestras ganas de vivir con pasión su seguimiento. ¡Qué mejor oportunidad para renovar la amistad con Jesús que afianzando la amistad entre ustedes! ¡Qué mejor manera de afianzar nuestra amistad con Jesús que compartirla con los demás!

¡Qué mejor manera de vivir la alegría del Evangelio que queriendo «contagiar» su Buena Noticia en tantas situaciones dolorosas y difíciles!

Jesús es quien nos ha convocado a esta 31 Jornada Mundial de la Juventud; es Jesús quien nos dice: «Felices los misericordiosos, porque encontrarán misericordia» (Mt5,7). Felices aquellos que saben perdonar, que saben tener un corazón compasivo, que saben dar lo mejor de sí a los demás.

Queridos jóvenes, en estos días Polonia se viste de fiesta; en estos días Polonia quiere ser el rostro siempre joven de la Misericordia.

Desde esta tierras con ustedes y también unidos a tantos jóvenes que hoy no pueden estar aquí, pero que nos acompañan a través de los diversos medios de comunicación, todos juntos vamos a hacer de esta jornada una auténtica fiesta Jubilar.

En los años que llevo como Obispo he aprendido algo: no hay nada más hermoso que contemplar las ganas, la entrega, la pasión y la energía con que muchos jóvenes viven la vida.

Cuando Jesús toca el corazón de un joven, de una joven, este es capaz de actos verdaderamente grandiosos.Es estimulante escucharlos, compartir sus sueños, sus interrogantes y sus ganas de rebelarse contra todos aquellos que dicen que las cosas no pueden cambiar. Es un regalo del cielo poder verlos a muchos de ustedes que, con sus cuestionamientos, buscan hacer que las cosas sean diferentes. Es lindo, y me conforta el corazón, verlos tan revoltosos. La Iglesia hoy los mira y quiere aprender de ustedes, para renovar su confianza en que la Misericordia del Padre tiene rostro siempre joven y no deja de invitarnos a ser parte de su Reino.

¿Las cosas se pueden cambiar? Conociendo la pasión que ustedes le ponen a la misión, me animo a repetir: la misericordia siempre tiene rostro joven. Porque un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad; un corazón misericordioso sabe ir al encuentro de los demás, logra abrazar a todos.

Un corazón misericordioso sabe ser refugio para los que nunca tuvieron casa o la han perdido, sabe construir hogar y familia para aquellos que han tenido que emigrar, sabe de ternura y compasión.

Un corazón misericordioso, sabe compartir el pan con el que tiene hambre, un corazón misericordioso se abre para recibir al prófugo y al migrante.

Decir misericordia junto a ustedes, es decir oportunidad, decirmañana, compromiso, confianza, apertura, hospitalidad, compasión, sueños.

¿Ustedes son capaces de soñar? Y cuando el corazón está abierto y es capaz de soñar hay lugar para la misericordia. Hay lugar para acariciar a los que sufren, hay lugar para ponerse al lado a los que no tienen paz en el corazón o no tienen lo necesario para vivir o les falta la cosa más bonita; la fe.

Misericordia, digamos esta palabra…

También quiero confesarles otra cosa que aprendí en estos años.Me genera dolor encontrar a jóvenes que parecen haberse «jubilado» antes de tiempo.

Me preocupa ver a jóvenes que «tiraron la toalla» antes de empezar el partido.Que están «entregados» sin haber comenzado a jugar. Que caminan con rostros tristes, como si su vida no valiera. Son jóvenes esencialmentes aburridos… y aburridores. Esto me da dolor.

Es difícil, y a su vez cuestionador, por otro lado, ver a jóvenes que dejan la vida buscando el «vértigo», o esa sensación de sentirse vivos por caminos oscuros, que al final terminan «pagando»…y pagando caro.Cuestiona ver cómo hay jóvenes que pierden hermosos años de su vida y sus energías corriendo detrás de vendedores de falsas ilusiones (en mi tierra natal diríamos «vendedores de humo»), que les roban lo mejor de ustedes mismos.

Jóvenes pensionados, jóvenes aburridos y aburridores, y jóvenes que corren detrás de vendedores de falsas ilusiones.

Por eso, queridos amigos, nos hemos reunidos para ayudarnos unos a otros porque no queremos dejarnos robar lo mejor de nosotros mismos, no queremos permitir que nos roben las energías, la alegría, los sueños, con falsas ilusiones. Queridos amigos, les pregunto: ¿Quieren para sus vidas ese vértigo alienante o quieren sentir esa fuerza que los haga sentirse vivos, plenos?

¡No se escucha! ¿Vértigo alienante o fuerza de la gracia? Para ser plenos, para tener fuerza renovada, hay una respuesta; no es una cosa, no es un objeto, es una persona y está viva, se llama Jesucristo.

¿Jesucristo se puede comprar en los negocios? Es el regalo del Padre.

Jesucristo es quien sabe darle verdadera pasión a la vida, Jesucristo es quien nos mueve a no conformarnos con poco y a dar lo mejor de nosotros mismos; es Jesucristoquien nos cuestiona, nos invita y nos ayuda a levantarnos cada vez que nos damos por vencidos. Es Jesucristo quien nos impulsa a levantar la mirada y a soñar alto.

 Padre, pero es tan dificil sonar alto. Estar siempre en salida. Padre, yo soy debil, yo caigo, me esfuerzo pero luego caigo.

 La mano de Jesús está siempre allí para levantarnos.

En el Evangelio hemos escuchado que Jesús, mientras se dirige a Jerusalén, se detiene en una casa ―la de Marta, María y Lázaro— que lo acoge. De camino, entra en su casa para estar con ellos; las dos mujeres reciben al que saben que es capaz de conmoverse. Las múltiples ocupaciones nos hacen ser como Marta: activos, dispersos, constantemente yendo de acá para allá…; pero también solemos ser como María: ante un buen paisaje, o un video que nos manda un amigo al móvil, nos quedamos pensativos, en escucha. En estos días de la Jornada, Jesús quiere entrar en nuestra casa; nos mirará en nuestras preocupaciones, en nuestro andar acelerado, como lo hizo con Marta… y esperará que lo escuchemos como María; que, en medio del trajinar, nos animemos a entregarnos a él. Que sean días para Jesús, dedicados a escucharnos, a recibirlo en aquellos con quienes comparto la casa, la calle, el club o el colegio.

Y quien acoge a Jesús, aprende a amar como Jesús. Entonces él nos pregunta si queremos una vida plena: ¿Quieres una vida plena? Empieza por dejarte conmover. Porque la felicidad germina y aflora en la misericordia: esa es su respuesta, esa es su invitación, su desafío, su aventura: la misericordia.

La misericordia tiene siempre rostro joven; como el de María de Betania sentada a los pies de Jesús como discípula, que se complace en escucharlo porque sabe que ahí está la paz. Como el de María de Nazareth, lanzada con su «sí» a la aventura de la misericordia, y que será llamada feliz por todas las generaciones, llamada por todos nosotros «la Madre de la Misericordia».¡María, Madre de la Misericordia! Invoquémosla siempre.

Entonces, todos juntos, ahora le pedimos al Señor: Lánzanos a la aventura de la misericordia. Lánzanos a la aventura de construir puentes y derribar muros (cercos y alambres), lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida.

Impúlsanos a la escucha, como María de Betania, de quienes no comprendemos, de los que vienen de otras culturas, otros pueblos, incluso de aquellos a los que tememos porque creemos que pueden hacernos daño. Haznos volver nuestro rostro, como María de Nazareth con Isabel, sobre nuestros ancianos, a nuestros abuelos, para aprender de su sabiduría.

¿Ustedes hablan con sus abuelos? Ellos les dirán cosas que conmoverán vuestro corazón.

Aquí estamos, Señor. Envíanos a compartir tu Amor Misericordioso. Queremos recibirte en esta Jornada Mundial de la Juventud, queremos confirmar que la vida es plena cuando se la vive desde la misericordia, que esa es la mejor parte, y que nunca nos será quitada.

¡Amén!

ARY WALDIR RAMOS DÍAZ 28 JULIO, 2016