El doctor nunca quiso dejar solo al cantante con su hijo por la extraña obsesión que habría tenido con el pequeño.
INTERNACIONALES. A pesar de que el cantante Michael Jackson falleció hace siete años, los detalles sobre el supuesto estilo de vida excéntrico que habría llevado en sus últimos años siguen copando titulares a medida que Conrad Murray, el que fuera su médico personal, sigue desvelando extractos de su experiencia personal con el artista.
El último de ellos hace referencia a la propia familia del doctor, pues este ha reconocido que en ningún momento dejaba que su hijo pequeño, llamado Che, estuviera a solas con el astro del pop debido a la extraña fijación que el músico mostró desde un primer momento por el niño, del que incluso guardaba una foto en su habitación.
«Quería estar pendiente de Michael todo el rato para asegurarme de que mi hijo pequeño, Che, estaba a salvo. Cuando Michael le conoció, le encantó, al igual que la foto de él que le dimos. Se la guardó en su habitación y la colocó en su piano para poder mirarla todos los días. Solía pasarle los dedos por el pelo mientras nos decía que lo tenía muy bonito. Nunca le dejamos solo con el niño porque la madre de mi hijo no lo hubiese permitido. Nunca», revela en una entrevista al periódico Daily Mail Australia.
Pese a la incomodidad que le generaba la actitud del cantante hacia su hijo, Conrad Murray sigue sin creer que las muchas muñecas y fotografías de menores que se encontraron en la casa de Michael Jackson durante la investigación policial que se llevó a cabo en 2003 -cuando se le acusó de abusar de varios niños- y que han salido ahora a la luz fuesen utilizadas por el intérprete con fines pornográficos.
«Vi las imágenes [de la investigación policial] y me dije a mí mismo: ‘Oh dios mío, lo que se están inventando’. Es una broma. El dormitorio de Michael siempre había tenido esa pinta. Estaba lleno de fotos de niños y de muñecas que sus fans le enviaban, o que él mismo se compraba, le gustaba coleccionar cosas. Pero en lo que se refiere a utilizarlos con fines pornográficos, nunca tuve constancia de eso. Era algo normal, vivía así. Nunca le vi abrazarse a las muñecas o hacer algo fuera de lo común», reconoce el médico.