5 profundos beneficios de escuchar música clásica

  • Incluso para quien es fan del country o del rock, la música clásica puede reducir el estrés y potenciar la creatividad

5 profundos beneficios de escuchar música clásica

VIDA COTIDIANA. Nunca se me había ocurrido evaluar el tipo de música que escucho hasta que mi madre me envió un interesante artículo hace varios meses. En él se detallaban los efectos que tienen los diferentes tipos de música sobre los diseños que forma el agua congelada. La música clásica generaba una formación de cristales de agua soberbios parecidos a los copos de nieve. La música rock, por el contrario, causaba que el agua se congelara en patrones desiguales y agrietados.

Si este era el efecto de la música sobre el agua, supuse que merecía la pena averiguar qué tipo de efecto podría tener la música clásica en mí. Después de todo, muchas de las canciones modernas y pegadizas que escucho no incluyen letras precisamente pulcras. Lo que sí sabía es que gran parte de los mejores compositores clásicos atribuían el origen de sus obras maestras a su adoración a Dios. Johann Sebastian Bach dijo una vez: “El propósito y final último de toda música no debería ser ningún otro más que la gloria de Dios y la revitalización del alma”.

Me sorprendió descubrir que la música clásica ofrece a los que la escuchan una buena lista de beneficios, tanto físicos como psicológicos.

       1. Estimula la capacidad cerebral y la creatividad
Craig Ballantyne, editor del sitio web de superación personal Early to Rise, explica el “efecto Mozart” como el resultado mental de escuchar música clásica, en especial las obras de Mozart. “En una investigación controlada de la Universidad de California, los estudiantes que escucharon 10 minutos de Mozart antes de hacer un examen tenían mejores notas que los estudiantes que no lo hacían”, explica Ballantyne. También hacía referencia a un estudio de la Universidad de Washington en el que se aseguraba que los revisores de textos que escuchaban clásica mientras revisaban se percataban de un 21% más de errores.

La escritora Cinda Yager elogia los efectos psicológicos que la música clásica causó en ella. “Animada por la música, mi imaginación se volvía más juguetona. Sonaba en las escenas sobre las que trabajaba en la novela, presentaba soluciones para los problemas que surgían, me daba ideas para reforzar los personajes, me sugería revisiones necesarias que antes no percibía. Fue algo increíble”.

2. Mejora la apreciación de la música
Hace poco me encontré con un antiguo profesor mío y surgió el tema de los géneros musicales. Me sorprendió saber que él prefería la música clásica por encima de cualquier otro tipo. “Antes la odiaba”, admitió. “Un año, en Cuaresma, decidí dejar de escuchar todo lo que no fuera música clásica. Para cuando llegó la Pascua, ya no quería escuchar ninguna otra cosa”. Cuando le pregunté por qué, me explicó que los otros tipos de música ahora le sonaban como un ruido molesto. “No hay profundidad en las melodías de la música moderna”, me contó. “Cuando escuchas música clásica, te pierdes dentro de ella”.

En mi caso, aunque llevo escuchando música clásica de forma bastante consistente durante unas semanas, todavía disfruto de las canciones rock, pop y country que siempre me han atraído. Sin embargo, creo que a mi profesor no le falta razón. Las obras instrumentales de la música clásica no tienen comparación con ningún otro género en su capacidad para conmover a una persona. Albert Einstein llegó a comentar con mucho acierto que la música de Mozart era “tan pura que parecía haber existido en el universo desde siempre, esperando a ser descubierta por su dueño”.

3. Tiene propiedades curativas
Si el sonido de la música clásica genera la formación en el agua de elegantes cristales de hielo, es inevitable plantearse lo que puede hacer por nuestros cuerpos, compuestos en un 70% de agua. El director del estudio, el doctor Masaru Emoto “considera la energía como vibraciones que atraviesan la materia”. Estas vibraciones incluyen las ondas sonoras de la música, que pueden afectarnos de variadas maneras. El doctor Emoto se refiere a las vibraciones como hado.

Ofrece varios ejemplos sobre piezas clásicas concretas y sus efectos curativos, empezando por Die Moldau, de Bedrich Smetana. De forma evidente, el hado de esta obra activa los tejidos linfáticos corporales. De manera similar, el Danubio azul de Johann Strauss II puede revitalizar el sistema nervioso central, según los descubrimientos del doctor Emoto.

4. Actúa como reductor del estrés
El sitio web de salud mental PsychCentral informa de que la música clásica “puede tener un efecto beneficioso en nuestras funciones fisiológicas, reduce el pulso y el ritmo cardiaco, reduce la presión sanguínea y disminuye los niveles de hormonas del estrés”.

Una de las cosas de las que me percaté cuando empecé a poner música clásica en el coche con mi hija de un año es que lloraba menos y parloteaba más. Como la mayoría de bebés de su edad, prefiere moverse con libertad y normalmente no le gusta estar confinada en el asiento del coche. Antes, cuando ponía cualquier tipo de música que sonara en la radio o incluso canciones infantiles, se ponía revoltosa con los trayectos más cortos, lo cual repercutía en más estrés para mí como conductora. Aunque no sea necesariamente la solución perfecta, he notado sin duda que está más relajada cuando suenan canciones clásicas.

  5. Ayuda a expresar las emociones
La Universidad Metodista del Sur, en Texas, llevó a cabo un estudio en el que se pedía a 85 individuos que reflexionaran en voz alta sobre la experiencia vital más significativa que hubieran tenido. Los participantes en cuya entrevista se reprodujo música clásica de fondo resultaron ser más expresivos y detallados en su expresión. Esto es debido a que la música clásica es un “excitante cognitivo y, por ello, también emocional”, concluye el estudio.

¿Tienes problemas a la hora de articular tus sentimientos? Prueba a escuchar algo de Mozart o Beethoven para ver si te ayuda a expresar lo que tienes en tu interior.

Es una lástima que la popularidad de la música clásica haya decaído tan drásticamente con el paso de los siglos. El gusto de la sociedad en cuestiones musicales es siempre cambiante, en especial cuando los avances tecnológicos van dejando obsoleto el virtuosismo instrumental.

Sin embargo, siguen existiendo pocas cosas tan preciosas como escuchar una pieza de música clásica sonando con esos instrumentos atemporales que resuenan en lo más íntimo de nuestro ser.